El café que está sobre la mesa aún humea. Se percibe el olor a tierra mojada. Y las palabras de quienes hablan se mantienen un segundo en el aire, luego desaparecen. Los oídos que tragan los sonidos, y la mente que los digiere, los absorbe y finalmente guarda o elimina, no llevan más que segundos en llevar tan mecánica tarea.
Muchas veces me he preguntado, ¿qué es lo que existe? ¿Pasado, presente o futuro? Por un lado, el presente no dura más que centésimas de segundo. Lo que pienso es traducido por la pluma con la que bailan mis pensamientos; relativamente rápido. Si me detengo o disminuyo la velocidad de mi escritura, sólo logro hacerla más bella, pero finalmente las letras y los espacios se suceden uno tras otro y todo, todo lo que pienso y escribo que en un pasado muy reciente. Claro que en éste caso, en el que tomo el tiempo de dejar registro de mis soliloquios, hacen que el pasado se pueda releer, y ya en primera o tercera persona, se sepa qué ocurría en dicho momento en el tiempo.
Sin embargo, no en todo momento se puede dejar registro más o menos tangible de lo que ha sucedido. Ya por la escritura, ya por otros medios (cámara fotográfica, de video, de voz, etcétera), no siempre se puede cargar con ellos y petrificarlos. La memoria es el registro, por tanto, permanente del pretérito presente. Permanente es decir mucho, no obstante, el poder de la mente guarda y selecciona lo que es importante archivar.
En cuanto al futuro, éste sólo existe vivo en la cabeza. Puede existir en forma de ilusiones, de esperanzas, deseos o miedos. Es como aquél horizonte en la bahía. Se aleja cuanto más nos acercamos. El futuro no deja de existir, pues siempre habrá horizonte que alcanzar.
¿Qué existe pues? ¿Este efímero momento que es el presente, que dura el tiempo que escribo? ¿O la conjugación pretérita de las condiciones temporales existentes en los registros tangibles en la materia creada por el hombre, o bien en los intangibles de la mente, en forma de simples y llanos recuerdos?
La memoria es limitada, ¿o es que no he ejercitado lo suficiente para recordar todo? Recordar todo, he dicho, a sabiendas que eso es imposible pues la naturaleza es por naturaleza es por naturaleza selectiva.
El evento del sábado por la noche saturo mi cerebro de preguntas, recuerdos, tanto que he tenido que sacarlo por el escape de la escritura.
Un año del fallecimiento de mi mejor amigo. De la persona con la cual no puedo concebir mis primeros quince años de vida, los años de mi inocencia occisa. No, mi infancia no la entiendo sin la figura de mi ahora muerto amigo. No la puedo comprender sin su casta sonrisa.
Sé, que si no hubiera estado Canek, Rigo se había convertido en el hombre de mi vida. No sé por que lo sé, pero lo sé. Sin embargo, ya es poco lo que recuerdo. De qué platicábamos, suelo preguntarme. Sé que me llamaba por mi primer nombre, Adela. Pero eso lo sé porque en la primaria todos lo hacían así. Tampoco recuerdo si se sentaba junto a mi, aunque sí que nos la pasábamos juntos casi todo el tiempo.
Recuerdo olores, momentos difusos, alegría, lugares compartidos. Su voz de infante me llega casi insonora. Recuerdo tanto que me parece tan poco.
Siempre me pregunté cómo sería, cómo hubiese sido un reencuentro después de cinco años de no habernos visto...
/suspiro(
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*abraza*
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