Friday, May 28, 2010


Al sonreír enseñaba los colmillos. Pregunta, dije, es por eso que te llaman, El tigre?.
Y el tigre paso su lengua por sus labios secos, de una manera casi lasciva, totalmente indecente, obsceno.
Quizá, contesto y ya no dijo nada más.
Peine con mis dedos mi largo cabello solo para distraerme de su felina e inquietante mirada, rece en silencio y sin fé que Canek llegara pronto a rescatarme.
Sus amigos son seres raros, pero este era el peor. A lado del angelical Canek, el tigre era una salvajada personalizada, un tarzan tosco y excitante.
Vámonos, suplico mi mirada a verle llegar. Por favor, vamonos lejos del tigre.
Por que, si el tigre volviese a sonreír, no cabía duda que su siguiente victima sería yo.