‘He tocado las estrellas’, me dijiste susurrando, y tenías cicatrices que podían demostrarlo.”
Ahora conviértete en azul, como el cielo y el mar, el color más abstracto de la naturaleza tangible y visual. Y regresa por las noches a disfrutar de la creciente amplitud. “Ven y tráeme síes y noes”. Entra en la fortaleza de arriesgadas letras no argumentales que invitan a observar los versos como fotogramas, como secuencias sin guión. Escucha desde el vacío, la única forma posible, la poesía embebida. Una vez dentro verás un original paisaje de colinas sembradas de alfileres que invita a compartir la melancolía del ser que llora lágrimas de sangre.
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