Tuve un sueño de niña.
Vestía de blanco, estaba perfectamente maquillada y ¡Dios! me veía hermosa!. Y bailaba en mi sueño, bailaba como nadie, con gracia, con pasión, con una flexibilidad que asombraba a todos, incluyendome a mí misma.
Soñé eso varias veces.
A veces cuando estaba despierta, los sueños volvían.
Hace días cumplí ese sueño.
Me pusé las zapatillas, me maquillé, di dos pasos y ya no pude detenerme. Me posesionó un demonio...y al final, lloré. Mi corazón latía tan fuerte que dolía.
Ahora, lloro de nueva cuenta. Me siento mal.
Mi enfermedad evita que siga bailando. Mi enfermedad frustra otro de mis sueños y me quita otro pedazo de mi alma.
Lo que me hacía sentir poderosa y segura ahora he tenido que dejarlo.
¿Nunca se ha tenido esa sensación de tener seguro algo, de saber que uno nace para aquella cosa que nos hace sentir tan radiantes? Es como estar enamorada...es coo hacer el amor y tener mil orgasmos a la vez.
Yo lo sabía, siempre lo supe. Nací para esto.
Tocar el cielo con la punta de los dedos cada vez que bailaba.
Pero hoy dije que no. Dije que no podía. QUE NO PODIA. NO PODIA! Por que no quiero acelerar mi enfermedad, por que no quiero agotar mi cuerpo. Si, ya que mi carga viral decendió hasta la mitad y mis linfocitos bajaron en un 40%. Por que no quiero que ella no tenga una mamá. Por que quiero que ella me vea siempre sana y con una sonrisa. Por que la amo...y no quiero que sufra al verme sufrir a mi...
Aún asi lloro. Por que fue lo correcto. Lo único.
Lloro...por que fue bonito cumplir mis sueños cuando todos dudaban de mi. Por que fue bonito mientras duró.
En días como esté, es cuando extraño mas el abrazo protector de mi Canek. Y sus besos. Y sus palabras de aliento...su persona...
*llanto*
Fracasé...una vez mas...
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